Sempre
atento ao mundo do vinho, o enófilo Olyr Corrêa, do Rio de Janeiro, manda um
texto, publicado, no Sitio Andino, sobre a que está sendo considerada a pior crise
da vitivinicultura argentina nos últimos 20 anos. São quatro anos de queda no
faturamento, aumento de custos e perda de mercados, segundo o texto de Federico
Manrique -
fmanrique@sitioandino.com.ar
“Después
de protagonizar transformaciones únicas, la vitivinicultura argentina vive su
peor crisis en los últimos 20 años. Hay que remontarse a la década del ’80 para
tener parámetros de la difícil coyuntura que atraviesa el sector. Esta es la
principal conclusión del informe preparado y presentado por el economista
especializado en vitivinicultura Javier Merino para la División Vinos del Banco
Supervielle; una nueva unidad de negocios del banco que fue lanzada esta semana
con una conferencia también sobre perspectivas económicas a cargo de Gustavo
Reyes, del Ieral de la Fundación Mediterránea, llevada a cabo en el hotel
Sheraton.
Del
informe financiado por el banco Supervielle como un aporte al análisis
coyuntural del sector, y donde se destaca el altísimo potencial que tiene la
vitivinicultura a futuro, se alerta sobre la complicada coyuntura a corto plazo
y se habló de los desafíos por delante.
Sobre
este análisis realizado por Javier Merino, es que se destacan los cinco mayores
problemas que explican por qué el vino vive su peor momento en 20 años:
1-Cuatro
años seguidos de caída en la facturación.
La
vitivinicultura argentina en su conjunto lleva cuatro años seguidos de caída en
su facturación. El punto de inflación es 2010, cuando el sector facturó tanto
por ventas al exterior como por despachos al consumo interno un total de
$26.900 millones. Desde entonces arranca una caída en términos reales
(descontada la inflación) sostenida hasta los $23.300 millones proyectados para
todo el 2014. Así se confirmaría una baja acumulada del 13,4% en la facturación
durante los últimos cuatro años, lo que equivale a una pérdida en ventas de
unos $3.600 millones. Dinero que dejó de recibir el sector.
2-Compra
de uva a terceros y más pago financiado.
La
actual coyuntura de caída tanto en las ventas en volumen al mercado interno
como en las exportaciones, sumado a un contexto de alta inflación interna, está
repercutiendo en la forma en la que las bodegas plantean su negocio e intentan
sobrevivir. Y estos cambios explican también la difícil situación que
atraviesan los productores primarios de uva.
El
primer dato a tener en cuenta es que las bodegas vienen reduciendo sus compras
de uvas a terceros como consecuencia directa de la baja en volumen de las
ventas de vino. Según el informe del Banco Supervielle, de un promedio anual en
torno al 17%, la participación de la uva de terceros sobre el total elaborado
por las bodegas cayó en 2014 al 11,6%. Esto es menor demanda de uva para el
productor.
El
otro dato que impacta de lleno en las financias de los productores primarios es
que ha subido la compra de uva con pago financiado a partir de un escenario de
mayor inflación y un contexto de fuerte suba en las tasas de interés de los
bancos. El dato más significativo es que en 2014 el 68% de las compras de uva
fueron financiadas con pagos diferidos en el tiempo.
En
2007 o 2008, cuando la inflación no era un problema y las tasas de interés eran
bajan en relación a lo que hoy se paga, la compra financiada de uva era del 48%
o 40%.
Mientras
más diferido en el tiempo son los pagos, mayor es la pérdida para el productor
por efecto de la inflación.
3-Precios
en caída libre
Los
precios que se pagan por la uva son otro de los indicadores claves que explican
la actual crisis que vive el sector. En el análisis histórico, luego de una
cierta estabilidad fruto de un contexto de demanda creciente y baja inflación,
el precio del vino se vio en aumento como consecuencia de años como el 2011
donde faltó uva. Desde entonces, los precios han venido cayendo y la tendencia
se repite en todas las zonas vitivinícolas de Mendoza, según el estudio del
banco Supervielle.
Así
entre 2011 y 2014 el precio promedio del quintal de uva en el Valle de Uco pasó
de $843,1 a $403,9, una caída de más de la mitad en el precio de venta de la
uva. Y casi lo mismo pasa con el resto de las zonas.
4-El
Malbec pierde brillo
El
Malbec como cultivo agrícola tuvo en Mendoza el menor ingreso neto por hectárea
de la década en 2014, advierte el informe de Javier Merino, como consecuencia de
la caída en la facturación por venta y la suba en los costos de producción.
Como
se ve en el gráfico, la curva de ingresos totales por hectáreas viene en picada
mientras que los costos se mantienen estables. Esto hace que la rentabilidad
del varietal ícono de Mendoza pierda márgenes y se vuelva inviable
económicamente en las actuales condiciones.
5-Sin
rentabilidad.
Los
costos suben, los márgenes se achican y el resultado operativo se acerca cada
vez más a cero, lo que no sólo inhabilita cualquier inversión nueva en la
vitivinicultura sino que convierte en inviable el negocio.
Según el informe del Banco Supervielle, todos
los costos mantienen una tendencia al alza, como son los costos de venta, los
de comercialización y los de administración. Esto hace que los márgenes bajen.
El margen bruto cayó entre 2006 a 2013 del 30,9% al 26,5%, dejando que el
margen operativo (luego de todos los gastos e impuestos) pase del 7,7% en 2006
o del 9,9% en 2009 a sólo el 0,8% en 2013.
“Con
estos niveles de rentabilidad, la producción es inviable”, advirtió Javier
Merino en su exposición ante un auditorio colmado de bodegueros en el hotel
Sheraton.”
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